La doble y triple jornada de las mujeres

Dentro de este 8 de Marzo del 2023 he impartido varias charlas relacionadas con la igualdad entre mujeres y hombres. De entre ellas, me gustaría mencionar aquella que refleja la realidad de muchas mujeres que en su día a día sufren la doble o incluso la triple jornada.

El papel de la mujer en la labor doméstica y en los cuidados sigue siendo muy superior que el del hombre: en España, el tiempo de cuidados equivale a 28 millones de empleos a jornada completa; tiempo que en su mayor parte dedica la mujer: ellas siguen siendo las principales responsables de las tareas del hogar y de los cuidados domésticos, llegando a un 62 % de su jornada, frente al 43 % que le dedican los hombres.

Los datos son aplastantes: las mujeres siguen siendo las encargadas de las labores domésticas y del cuidado de los menores a pesar de que,. en muchas ocasiones, también realizan un trabajo remunerado fuera del hogar.

Es decir, además de su trabajo fuera de casa, se sigue encargando del de dentro.

Esto es la “doble jornada”.

En muchas ocasiones la existencia de esta “doble jornada” implica la imposibilidad de poder acceder a puestos de responsabilidad o a aceptar un mayor número de encargos laborales ya que las mujeres no disponen del tiempo suficiente para poder afrontar esos retos. La brecha salarial y la desigualdad en las retribuciones viene marcada, entre otros, también por este factor: la mujer se ve imposibilitada de acceder a otro tipo de empleos por tener que encargarse de los cuidados familiares y de atender las necesidades de su casa.

Si la doble jornada ya constituye un problema para las mujeres, en los últimos tiempos se ha vuelto a incidir con fuerza en la “triple jornada” donde incluimos un tercer factor: el trabajo emocional, es decir, cuidados familiares y mantenimiento de relaciones afectivas, la búsqueda de redes familiares, etc. Durante el confinamiento, esta tercera vía se vio ampliada con un elemento más: las tareas escolares.

Ésta es una de las reivindicaciones más importantes del feminismo a fin de que la igualdad finalmente sea real: el reparto de los cuidados y las labores domésticas, de ahí la necesidad de políticas que favorezcan la conciliación y la corresponsabilidad.

A pesar de las leyes dictadas y modificadas a fin de implantar esa igualdad real y evitar que todo el peso recaiga sobre ellas, la realidad es muy distinta.

Relacionados